La costera y turística población de Sitges ya tiene un nuevo museo. Esta vez, de arte contemporáneo. La fundación Stämpfli, formada por el suizo Peter Stämpfli y su mujer Anna Maria Stämpfli, ha reunido setenta obras donadas gratuitamente, de cincuenta y cinco artistas de veintiuna nacionalidades distintas. Muchos de ellos son conocidos: Robert Combas, Erró, Daniel Dezeuze, Jacques Monory, Sato Satoru, Pol Bury, Marc Desgrandchamps, Eduardo Arroyo o el mismo Stämpfli. El ex -director del museo de Orsay, Serge Lemoine, es el encargado de repartir las obras por los distintos espacios del museo. Lemoine organizó también, la primavera pasada, la prefiguración de los fondos que la fundación ha reunido.
El museo está en el antiguo mercado del pescado de la localidad que ha sido remodelado por el arquitecto local Josep Maria Coll. Pero el recinto expositivo abarca también algunas casas circundantes y nada acaba aquí, ya que una próxima fase habilitará 1 000 metros cuadrados más.
El BaluARTE ha asistido a la inauguración de las dependencias del nuevo museo, vacío de obras, ya que estas se ubicaran poco a poco en él. La ceremonia empezó a la una con el izado de la bandera de la fundación y prosiguió con el corte de la cinta, por el alcalde de Sitges Jordi Baijet. Más tarde cuando todo el mundo estaba ya en la sala principal Lluís Jou, encargado de los asuntos burocráticos y legales empezó la tanda de parlamentos explicando las tres tracciones distintas que han hecho realidad el museo, luego el rector de la Iglesia Parroquial de la localidad procedió a la bendición del museo y explicó que una de las mejores maneras de estar con Dios, son la artes. Seguidamente Peter Stämpfli se confesaba orgulloso de su fundación y así fueron sucediéndose los discursos del concejal de cultura y del alcalde.
Caras conocidas como la del popular poeta en lengua catalana, físico y científico, David Jou o la de la historiadora Vinyet Panyella, cuyo blog es seguido por El BaluARTE. Encontramos también a otro célebre pintor suizo llamado Mark Egger y muchos más. En definitiva un desfile continuo de artistas, de gente bohemia, de gente de Sitges que mira con nostalgias el singular edificio y de otros curiosos atraídos por el arte contemporáneo, como nosotros.